De nuevo


He faltado ha esta columna que no lee nadie, no por eso. La había olvidado hasta que un día en que no tenía nada que hacer, en un buscador puse mi nombre y que sale mi columna. Me dio alegría por que en el ciberespacio ya soy tomado en cuenta. En estos días estuvieron en la ciudad de México Ambrosio Fornet y Senel Paz de Cuba y Fernando Cruz Kronfly de Colombia. Los tres asistieron invitados al Festival de la Palabra que se organiza en el incomunicado Centro Banamex. Tuve oportunidad de verlos y charlar. Fernando había venido a México en enero, solo de paso pues dictaría una conferencia en Puebla sobre derecho o algo que tiene que ver con dicha disciplina. En ese ocasión me comentó que cierto día sonó el teléfono en casa de Rafael Humberto Moreno Durán en Bogotá, él contesto pues a esa hora no había nadie más en el apartamento. Era la hermana de Fanny Buitrago que preguntaba por la hora en que velarían al escritor. Él por supuesto se quedo de una pieza. Respondió que no que el escritor estaba vivo y que era el mismo quien respondía. Fernando conoció la anécdota en una de las llamadas que le hizo a RH días después. En aquel momento, en enero, le pareció a Fernando algo terrible que incluso comentamos los dos con Hernán Lara Zavala. Yo imaginaba que quizá era una de las bromas que a nuestro amigo le gustaba gastar y de las que hay un sin fin. Ambos Fernando y Hernán coincidían que no, no era posible que él jugara con su muerte, para entonces ya próxima. Sin embargo Fernando aceptaba como valido que los sentidos de RH hubieran evolucionando y escuchara con más detenimiento o saboreara con más ahínco, y lo aceptaba y lo aceptara por que lo decía RH y para mi también es valido. Ahora, en abril, Fernando me contó la misma anécdota como una broma. No cuento esto para decir que tenía razón o que la primera vez o que la segunda esto. Sino como un afán de ejemplificar como, quizá, a Fernando la muerte de nuestro amigo le va pareciendo menos terrible con el paso del tiempo. Hernán al referirse a RH dice que ha perdido un interlocutor. Nosotros tres y muchos más perdimos un amigo incomparable.
Senel después de beber algunos tragos de una cerveza Pacifico, en La Covadonga, me informo que existe la posibilidad, como un hecho, que exponga en la Feria Internacional del Libro de La Habana en 2007, las fotografías que a lo largo de ya casi quince años he tomado a escritores. Probablemente sean más de cincuenta personajes, todos ellos hispanoamericanos. Este hecho me tiene muy contento no solo por que es parte de la crónica de esos encuentros que se hizo la UNAM, sino sobretodo, en lo que me corresponde, es un reconocimiento a mi trabajo en ese tiempo y a mi afición. Ya hablaré de ello en cuanto sepa más.